La oxidación

En nuestros últimos posts hablamos de la corrosión en los metales y de sus diferentes formas de protección. El oxígeno presente en nuestro aire es un gran oxidante, por eso, los metales que se encuentran al aire libre se oxidan rápidamente. Esto puede suponer que las piezas de metal tengan que protegerse contra los ambientes externos para que así, sus propiedades no se vean afectadas.

El deterioro en sus propiedades se plasma a la hora de usarlos en diferentes aplicaciones, donde se reducirán notablemente sus propiedades. El proceso de oxidación depende de la cantidad de oxígeno que haya en el aire y la naturaleza del material que toca. Como el proceso ocurre a nivel molecular, para evitar el óxido hay que poner una barrera protectora, ya sea natural o artificial.

Los metales como el hierro encuentran una gran diversidad de aplicaciones, por ejemplo: material de construcción de estructuras como puentes, vías férreas, columnas, etc.; es por ello que se antoja vital una buena protección de los mismos.

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