El hierro forjado es tiene la propiedad de poder ser martillado y forjado al rojo vivo, soldándose por forja y no se templa o endurece al enfriarlo bruscamente. Funde a temperatura mayor de 1500ºC y es poco tenaz. El hierro forjado es un material muy maleable, de gran resistencia a la tensión, que tolera ser estirado y doblado. Contiene menos carbono que el hierro colado.
Los procesos industriales del siglo XIX favorecieron la producción de hierro forjado en grandes cantidades, de modo que se pudo utilizar este material en la construcción de grandes estructuras de arquitectura e ingeniería. La dificultad de realizar uniones de elementos de hierro forjado mediante soldadura ha relegado el empleo de este material a usos decorativos o secundarios en la construcción, tales como enrejados y otras piezas.
Se fabrica añadiendo óxido de hierro al arrabio fundido hasta que el hierro se torna menos puro y menos fluido. Cuando se encuentra en estado semi-fundido, el hierro forjado se puede trabajar con martillo y estirándolo. El hierro forjado es un hierro tratado a base de golpeo para aumentar su resistencia y mejorar su regularidad. Actualmente se laminan en caliente fabricando chapas y perfiles metálicos, elementos que han conformado en gran medida las estructuras metálicas.